Desde que salió el sistema 3D los Cines Verdi se han decidido por la proyección de Alta Definición frente al popular 3D. Los Verdi son conocidos por ofrecernos un cine de calidad, donde lo importante es el contenido y no el continente. La historia que nos cuentan y no la manera en la que nos cuentan.
Quizá porque soy más cercano a la filosofía de los Verdi (o Renoir) me ha gustado más experiencia de la Alta Definición frente a la del 3D. Y más ahora que he visto el 3D en IMAX, finalmente, lo que nos ha costado y si bien es espectacular en su tamaño, todavía faltarán varios años antes de conseguir que los directores sepan utilizar esta profundidad real en sus películas, de momento siguen ofreciendo la misma profundidad del cine en 2D pero en 3D, sin novedades. En cambio cuando vi la primera película en Alta Definición fue algo fantástico, un disfrute absoluto de la calidad de imagen que nos ofrecía la película. Lo disfruté con Shutter Island en primer lugar y con Ciudad de Vida y Muerte posteriormente, dos películas suficientemente diferentes en trama como en estilo de imagen como para poder comprobar que éste debe ser el futuro para todas las salas. Esto es lo que debe obligar el ministerio a tener a los exhibidores y prohibir esos precios inflados en las proyecciones en 3D sin motivo conocido.
El brillo, la definición y la calidad de la imagen no había conseguido verla así en ninguna ocasión. Recuerdo las primeras proyecciones que llamaban digitales, y cuan lejos estaban de una clásica proyección de 35mm, con sus ocho bobinas de media por película. Pero ahora, esta Alta Definición deja de lado la fotografía en movimiento, ya se ha conseguido evolucionar hasta un nivel superior, que ha conseguido dejar atrás el formato que había perdurado desde los inicios del cine y tenía ya más de un siglo de existencia. Esto favorece la facilidad de distribución de las películas, de las bobinas que debía desplazarse cada semana por el mundo, a simples discos, hasta que se confíe en el envío a través de la red. Un ahorro muy importante para todas las partes, aunque como pasa siempre, ese ahorro nadie lo quitará de los precios, ni de las entradas, ni del alquiler de la película por parte de las distribuidoras.
Es hora de dar un salto. Es hora de mostrar que el cine se puede ver, el de hoy y el de siempre, en una magnífica calidad. Queremos ir a la Filmoteca y ver las películas su calidad original, sea una película de hace 5 años o 50. Y en casa en una pantalla más pequeña, también queremos disfrutar de la calidad, sea a través del material, un bluray disc, o del alquiler a través de la banda ancha que permita películas de Alta Definición en a penas unos segundos.