Las autobiografías son siempre parciales, pero tienen la virtud de decir muchas cosas que habitualmente las biografías no recogen, De ahí el interés y la importancia de la Autobiografía “Chaplin”, que ha editado Lumen en un volumen de 711 páginas. Se trata de una reedición revisada a la que se le han añadido fragmentos que habían sido suprimidos en la edición en castellano y una serie de fotografías del actor mostrando aspectos de su vida familiar y profesional. Se trata un libro muy revelador sobre una de las grandes figuras del siglo XX. El autor refleja con minuciosidad los detalles de los primeros años de su vida, que fueron terribles. Chaplin no pone paños calientes en su relato de la caída familiar en la más absoluta pobreza, sus entradas y salidas de los asilos de caridad. La enfermedad de su madre o el traslado a la casa de su padre. La recreación urbana que hace de esa Inglaterra de finales del XIX y principios del XX es muy interesante y su obra cinematográfica está reflejada en “Luces de la ciudad”. Los detalles que ofrece Charles Chaplin de esa época demuestran una memoria exquisita. Como director, padeció las críticas de algunos sectores del mundo cinematográfico, algo que le traía sin cuidado. “Mi técnica es el resultado de haber pensado por mí mismo, de mi propia lógica y de mi propia perspectiva; no está influida por lo que hacen los demás”, dice Chaplin. De la lectura de la autobiografía se desprende que Charles Chaplin era un hombre lleno de contradicciones, muy solitario. Había conocido la pobreza y se deslumbró por el dinero. Le encantaba codearse con la alta sociedad y con personajes públicos. Aunque estaba orgulloso de haber sido pobre y no haber renegado de la vida miserable que padeció en su infancia.