Llevada al cine por Bernardo Bertolucci el pasado año, con el que Niccolò Ammaniti colaboro muy intensamente en el guión, la última novela del escritor italiano, de quien Anagrama ha publicado varias de sus obras, es una mirada sobre la adolescencia y la formación, espléndidamente escrita, sólida en sus personajes y situaciones, con algunos puntos que podrían ser perfectamente autobiográficos, y donde de forma directa, sin circunvalaciones, se narra la historia de un adolescente de catorce años, Lorenzo que, aprovechando unas falsas vacaciones con una compañera de clase, se encierra en el sótano del edificio donde vive con sus padres, para vivir una aventura interior irrepetible. Como un Robinson Crusoe urbano, Lorenzo, también encontrará a su Viernes, cuando un día aparece su hermanastra Olivia, nueve años mayor que él, y que le hará descubrir las verdades de la vida a las que Lorenzo parece no atreverse a afrontar. Una historia dolorosa, pero a la vez ejemplar, donde la pérdida de la inocencia es un paso hacia la madurez y hacia la responsabilidad. Un mundo adolescente, aventurero y egoísta que se ve sacudido por la presencia de Olivia, una figura femenina tocada por las irregularidades de sus progenitores que le abrirá los ojos a las relaciones familiares, los sentimientos y las oportunidades que da la vida. Con un estilo narrativo directo y desgarrado, Lorenzo se convierte, un poco, en un alter ego del lector/lectora, y en una referencia de una etapa de la vida donde las dudas sobrevuelan sobre la realidad, pero donde los sentimientos pueden superar todo el dolor.