Para quienes ya hayan visto “Los descendientes”, la magnífica película de Alexander Payne, la lectura de “Los descendientes”, la también magnífica novela de la escritora Kaui Hart Hemmings, les ayudará a ampliar su mirada sobre Matthew King y su familia, pero también sobre Hawai y su dimensión histórica. Para los que hayan leído la novela, editada en Octubre de 2011 en nuestro país, la película sobriamente interpretada por George Clooney, les demostrará como de una gran novela se puede hacer una gran película.
Partiendo de entrada de un argumento irrefutable de que literatura y cine son dos lenguajes diferentes, también se puede afirmar, con muy poco margen de error, que son dos sistemas narrativos coincidentes y que la suma de ambos lo que hace es enriquecer al lector/espectador o al espectador/lector. Esto ocurre con la lectura de “Los descendientes” (se ha respetado el título original en la edición es castellano y en la película), que lo que hace es, si has visto la película, ampliar la mirada del lector sobre nuevos aspectos del personaje central, de sus dos hijas y del ambiente social en el que se mueven, y si ya se ha leído la novela antes de ver la película, poner en movimiento lo que la escritora Kaui Hart Hemmings propone al lector y el director Alexander Payne desarrolla en imágenes. Pocas veces literatura y cine alcanzan un grado tal de complicidad como en esta ocasión, donde lo narrativo va más allá del soporte que lo proyecta, porque, sin duda, la historia de Matthew King y su familia es tan real, tan directa a lo cotidiano del lector/espectador, que cualquier lenguaje, cualquier sistema de comunicación, cualquier forma artística, lo potencia de forma total. Historia sobre dolor y el valor de la ausencia, está plagada de momentos tan brillantes como emotivos, que no sentimentales, donde la vida (y la muerte) se desliza como un río tranquilo, donde todo está perfectamente estructurado para que el lector/espectador vaya descubriendo la doble propuesta que propone la autora, el valor de las personas y el valor de la tierra. Joanie, la mujer de Matthew, en su lecho de muerte, y las tierras vírgenes de Hawai, a punto de ser expoliadas por la implacable invasión del consumismo turístico, son los dos puntos de encuentro en la vida de King, quien debe aceptar lo inevitable (la muerte), sobreponerse a lo accidental (la infidelidad de Joanie) y decidir sobre lo trascendental (la venta de las tierras vírgenes de una de las islas de Hawai). Decisiones, que día a día, los seres humanos debemos tomar en esta compleja andadura que es la existencia.