Impresionante y absorbente novela la escrita por Tana French, una mujer de muchos mundos y muchas actividades, que se descubre en “El silencio del bosque” como una escritora de peso, de fértil imaginación y de profunda hondura a la hora de tratar los orígenes de los problemas que puede tener un adulto en su vida privada y profesional. La historia de Adam Ryan es una historia compleja, que la autora desarrolla en clave criminal, pero que analiza de forma psicológica las actitudes y comportamientos de un Adam transfigurado en Rob y en detective de Homicidios en Dublín que debe enfrentarse al asesinato de una niña lo que le lleva a rememorar un terrible suceso que vivió con doce años. Una novela de honda inspiración psicológica, que escarba en lo más profundo de los recuerdos del protagonista, enfrentado a su temor de abrir su memoria y, a la vez, a su decidida voluntad de descubrir al asesino de la pequeña. El bosque, como ese elemento misterioso e inquietante, atractivo y repelente a la vez, es el punto de partida de una sobria novela donde la investigación de un crimen, aparentemente ritual, pondrá al descubierto las muchas irregularidades de una sociedad cerrada y callada. “El silencio del bosque” tiene ese sutil toque que una escritora siempre sabe dar a sus personajes, con la inclusión de Cassie Madox, la compañera de Rob, que también tiene su pasado como una pesada carga y, sobre todo, con la perfecta descripción de personajes, especialmente el de la joven Rosalind y de los trabajadores de las excavaciones, con los que, poco a poco, forma una compleja tela de araña, que el lector avisado debe ir desenredando con paciencia y atención, para llegar a un desenlace que, en buena medida, liberará los fantasmas que atormentaban a Rob. Tana French se consagra con esta intensa y demoledora novela en un nombre a seguir dentro de un género que, día a día, gana más adeptos.