Que la droga es uno de los negocios más boyantes del mundo crea pocas dudas, pero para quienes creen todavía que es un mal menor en una sociedad marca por la corrupción y el culto al dinero, la lectura de “El poder del perro” le pondrá las cosas tan claras como indiscutibles. La novela de Don Winslow, todo un descubrimiento para el lector español, es una de las más brutales obras literarias que se han escrito en las últimas décadas, un “thriller épico, coral y sangriento” (como se dice muy acertadamente en la contraportada del libro), que deja en pañales la violencia del cine de Tarantino (por poner un ejemplo suficientemente conocido dentro del campo cinematográfico) o que sobrevuela muy por encima a la famosa y también magnífica novela de “El padrino”, de Mario Puzo (por poner otro ejemplo en esta ocasión dentro del campo literario), dos referencias absolutamente necesarias porque la novela de Don Winslow bebe de ambas fuentes, pero con un sello personal innegable, una fuerza descriptiva demoledora y una capacidad narrativa tan brillante y adictiva como la que se le ha adjudicado al fallecido Stieg Larsson.
La historia de “El poder del perro” se desarrolla a lo largo de tres décadas, los 70, los 80 y los 90 y sigue la estela de Art Keller, un joven agente de la DEA obsesionado en acabar con un capo del narcotráfico en México. Con una escritura vertiginosa, donde no hay espacio para el descanso, “El poder del perro” desarrolla, con numerosa documentación, la verdadera historia de los cárteles mexicanos y colombianos, las formas de introducir la droga en Estados Unidos y la complacencia de buena parte de las autoridades de ambos países que obtienen sus beneficios con el negocio.
Un libro desgarrador, no tan sólo por la propia historia de Art Keller, un hombre constantemente al filo de la navaja, sino por la inmensa galería de personajes que Don Winslow mueve a lo largo de las más de 700 páginas de la novela, todos ellos marcados por la droga y el dinero, por la ambición y la violencia. Una novela espectacular, absolutamente adictiva, que aporta una mirada sin misericordia sobre la naturaleza humana, sus debilidades y sus mezquindades. Y como a gran novela gran prólogo de Rodrigo Fresán, el director de la colección “Roja & Negra”, de Random House Mondadori, el hombre que ha traído a Don Winslow a nuestro país, y cuya lectura es de obligado cumplimiento para penetrar más profundamente en la esencia de una de las novelas capitales de este primer decenio del 2010.