#711 - Éxito
 

 

El éxito no tiene nada que ver con la calidad. El éxito es (volvamos a la utilización del diccionario que tan útil es) el “resultado feliz de un negocio, actuación, etc” y también “la buena aceptación que tiene alguien o algo”.

Estas dos exactas definiciones casan perfectamente con el éxito de dos disparates cinematográficos como son “Spectre”, el último Bond, y “Ocho apellidos catalanes”, la secuela de “Ocho apellidos vascos”. El éxito popular y comercial que no tiene nada que ver con la calidad del producto. Porque si algo puede definir ambos disparates cinematográficos es el término producto (volvamos al leal diccionario): “Cosa producida” y “Caudal que se obtiene de algo que se vende, o el que ello reditúa”. Me encanta el término cosa, y no porque me recuerde “La cosa”, el remake, nada desdeñable, que hizo John Carpenter en 1981 de aquel clásico de 1951 titulado “El enigma de otro mundo”, según Christian Nyby y Howard Hawks, sino porque siguiendo con el indispensable diccionario, la segunda acepción de cosa le va como anillo al dedo a estos dos engendros cinematográficos: “Objeto inanimado, por oposición a un ser viviente”, Y volvamos a los encantos que tienen las palabras y sus definiciones, que mejor que objeto inanimado para definir esos dos dislates del cine, porque si inanimado significa, en su tercera acepción, “que no da señales de vida”, que mejor definición para colocar en su justo lugar esos dos objetos que no dan señales de vida aunque “sean el resultado de un feliz negocio”.

La calidad es (bendito diccionario) “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permite juzgar su valor”, y ya puestos sigamos con el diccionario en la mano para saber qué valor es en su primera acepción: “Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite”.

Curiosidades del lenguaje, resulta que dos bodrios cinematográficos llegan para satisfacer las necesidades y proporcionar bienestar o deleite. Como en el Hilo de Ariadna o en el Laberinto de Creta, a través de lo impensable, estos dos disparates cinematográficos se han convertido en dos elementos balsámicos para una sociedad necesitada de bienestar y deleite. Pues bien mirado, resulta que el Diccionario consultado debería haber sido sustituido por un tratado de Sociología, incluso por un tratado de Psiquiatría, para explicar esta demoníaca situación. Si dos productos, que no películas, como “Spectre” y “Ocho apellidos catalanes” arrasan en taquilla, prepárense, todo lo que pueda pasar a esta sociedad del siglo XXI, año 2015, es posible.

Coda: “Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible”, Italo Calvino (Escritor italiano, 1923-1985)

Por Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos

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