#705 - León
 

 

Ya sabe/saben mi lector/lectores que no soy proclive a los premios, no porque no crea que es una perfecta forma de marketing, si no porque pocas veces corresponden a la calidad de lo premiado y de lo no premiado. Todo buen aficionado al cine sabe perfectamente que en los premios Oscar -los premios de los premios cinematográficos- hay más ausencias que presencias y que la mayor parte de la historia del cine no se escribe, precisamente, con las películas premiadas por Academias, Festivales o instituciones de diversa índole. Por otra parte, ya desde un punto de vista más psicológico y sociológico, los premios me retrotraen a la infancia, porque en buena medida el premio tiene connotaciones infantiles. Es aquello de “pórtate bien y te daremos un caramelo (premio)”. Pero también es cierto que la sociedad se ha montado a base de premios, galardones y demás prebendas, con lo cual, a estas alturas de la historia de la sociedad, es imposible cambiar el esquema. Por ello, y sin traicionar mi mirada sobre los premios, en esta ocasión si quiero hacerme eco de un premio que se ha dado en Francia a una película española. Y una película española que no es ni “El niño”, ni “Torrente 5: Operación Eurovegas”, ni “La isla mínima” y, por descontado no la firma Pedro Almodóvar. Se trata de un premio a una película pequeña en su exterior pero grande en su interior, una película que en nuestro país, aun funcionando bien en taquilla y a través de Internet, no ha llegado a tener la difusión que se merece. Se trata de “Carmina y amén”, de Paco León, la segunda entrega que el actor y director sevillano ha hecho sobre la figura increíble, abrumadora y épica de su madre Carmina Barrios, que ha obtenido el premio del público del Festival de Cine español de Toulouse Cinespaña, y que tiene un valor añadido porque el diario “La depèche” promocionará su distribución en Francia, con lo que la película entrará en los circuitos comerciales del país galo.

Cuando el cine francés triunfa en todo el mundo y lo que llega a nuestro país, que evidentemente no es todo pero es una muestra importante, habitualmente es de gran calidad, resulta positivo, por no decir esperanzador, que una producción como “Carmina y amén” sea reconocida por un público acostumbrado a una cinematografía de calidad y propia.

El premio, con todos los puntos suspensivos que se puedan poner al valor de los premios, es sobre todo el reconocimiento a un tipo de cine diferente del que se hace en España, un cine esclavizado por las televisiones, las subvenciones y las distribuidoras multinacionales, realizado bajo la voz de su amo, sin margen para la disidencia, la sátira política o la denuncia social.

Por ello, sin creer en los premios, el galardón para Paco León y su película, permite en este desierto de ideas que es el cine español (con honrosas excepciones, léase “La isla mínima” o “Dioses y perros” o “Cuinant”), permite esbozar una sonrisa de esperanza y mirar sin pesadumbre el futuro de nuestro cine.

Coda: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes” (Khalil Gibran, 1883-1931, ensayista, novelista y poeta libanés)

Por Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos

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