#704 - Ocho mil
 

 

En ocasiones escribir es cómo subir un ocho mil sin oxígeno. Tienes mil ideas, mil temas para tratar, mil sensaciones para desarrollar, pero no encuentras la manera de plantearlos, no tienes las fuerzas necesarias o las argucias imprescindibles para seguir con un tema determinado. A mitad del artículo te falta el aire, el cerebro se colapsa y debes volver al campamento base dejando restos inutilizables. Vuelves a cargar la mochila, te llenas de artilugios para seguir la ascensión y sin darte cuenta te vuelve a faltar el oxígeno, las piernas te fallan y el cerebro es un caos de argumentos, premisas, opiniones y temas.

Quieres escribir del último vómito del cine español, ese inenarrable “Torrente 5: Operación Eurovegas”, que ya arrasa en taquilla, superando a “Ocho apellidos vascos”, con más de 3.7 millones de euros recaudados y más de medio millón de espectadores en su primer fin de semana, y te das cuenta, a mitad del artículo, que no va a servir de nada, que las cifras se multiplicarán semana a semana, que el espectador saldrá con la sonrisa en la boca y que tú quedarás como un verdadero gilipollas y piensas que ¡qué caray!, con el ébola ya en el país, las tarjetas B, el 9 de Noviembre, los desahucios, los millones de personas acudiendo a Caritas y los problemas personales que tenemos todos, para que amargar una sonrisa aunque se base en lo escatológico, lo sucio y lo sobado.

Y quieres cambiar de tema y te centras en el abanderado cinematográfico para los Oscar y empiezas a escribir, no sin cierto recelo, porque estimas y valoras mucho a David Trueba y su trayectoria profesional, que “Vivir con los ojos cerrados es fácil”, la película elegida por la Academia del Cine Español para los Oscar, no es la mejor para decir cual es el momento del cine español, porque ni su tema ni su puesta en escena está para competir con las que este año van a representar a otros países, pero te paras en la ascensión, a mitad del artículo y piensas que no es justo (si es que hay algo justo en esta vida) y llega a destiempo remover las aguas de un cine que, como el español, sigue en la UCI. Y sigues dejando en la ascensión restos inutilizables, artículos a medio redactar que el ordenador guarda con celo casi religioso.

Y decides más tarde escribir sobre Marc Fàbregas y su excelente ópera prima “Cuinant”, una película pequeña pero brillante, una demostración de que en el joven cineasta hay madera de buen director y que sus protagonistas, Chus Pereiro y Miquel Sitgar están que se salen y demostrando su gran calidad interpretativa, muy por encima de otros actores que viven de la sopa boba (llámese televisión), pero no consigues salvar mucho repechos y piensas que aunque aprecies mucho a Marc Fàbregas el artículo nunca hará honor a la importancia de la película, que ha tenido que coincidir en el tiempo y en el espacio con “El niño”, “La isla mínima y “Torrente 5: Operación Eurovegas” en una muestra palpable de lo injusta que la vida.

Y sigues escalando (escribiendo) y no encuentras un tema actual o interesante, te falta oxigeno (palabras), las piernas (ideas) nos responden y te empeñas en alcanzar ese ocho mil del artículo terminado, impoluto, cerrado a cal y canto y del que, mejor o peor, te sientes (soy humano) en cierta medida satisfecho. Y ya desesperado, sin fuerzas para plantar esa bandera de la esperanza y de la ilusión en la cima de tu particular ocho mil, casi sin darte cuenta, como hizo Lope de Vega en aquel famoso soneto a Violante, has llegado, burla burlando, a este ocho mil personal, para cumplir una vez más con el reto de sacar fuerzas de flaqueza y seguir puntual en tu cita con todos o con nadie.

Coda: “Cuanto más grande es el obstáculo, mayor la gloria de haberlo superado” (Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière (París, 15 de enero de 1622-ibídem, 17 de febrero de 1673), dramaturgo, humorista y comediógrafo francés)

Por Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos

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