#982 - La magia del papel y la imaginación.

 

 

El próximo lunes, 23 de abril, además de ser Sant Jordi / San Jorge / Saint George, es el día internacional del libro. Una fiesta literaria que se ha consolidado con la excusa de la muerte conjunta de Cervantes y Shakespeare en las leyendas editoriales, y no tanto en la realidad de sus vidas. Pero ‘se non è vero, è ben trovato’.

La literatura tiene tanta vida como la capacidad de comunicar del ser humano. Las leyendas son las historias que pasaban de pueblo en pueblo a través de cuentistas y trovadores. Historias más o menos ciertas, basadas o no en hechos reales, que tenían la única función de cautivar a los oyentes que se situaban a su alrededor. Esas historias un día se pudieron poner en papel. Y comenzaron a convertirse en historias globales con una misma explicación. Pero por eso hay tantos cuentos y leyendas populares, sin autor conocido, que son tan parecidas. Y tantas que si que tienen pluma firmante, que no son más que los primeros que dejaron plasmada esa idea con sus adaptaciones a su tiempo.

Luego llegaron el teatro, la ópera, y por supuesto el cine. Todos han vivido de esas primeras historias, que realmente no sabemos donde ni de quien surgieron. No sabemos que parte es leyenda y que es realidad. Porque la mayoría de las historias ya las conocemos. Se repiten, pueden cambiar nombres, lugares y época. Por ello el cine no ha tenido problemas, al contrario, en ir adaptando novelas sin rubor. Muchísimas películas tienen su influencia en la literatura, contemporánea o clásica. Todo vale. Y da igual que ya sepamos como irá la historia. Hoy en día lo que más nos atrapa es la capacidad que se tenga de atrapar en la narración de estas historias.

Este lunes tendremos grandes ofertas en libros. Hay que aprovecharlos. Dejarnos rodear de historias. Conocidas y desconocidas. Muchos de los libros tendrán el cartel de una película en su portada. Porque la cara de una estrella del cine venderá el libro mucho mejor. Cuantas ediciones de libros se han reimpreso cambiando la portada con ediciones que se venden mucho mejor que su edición original, con otra portada, pero que sin el gancho de la película, hubiera pasado sin pena ni gloria. Y como excusa para ponerse a leer no es mala idea. Pero sobretodo, dejémonos sorprender. No hay nada mejor que entrar en un libro con el desconocimiento de no saber donde nos adentramos y no querer salir nunca. La película, la mejor, la que nos hacemos en nuestra imaginación. O todos veíais a Robert Langdon con el rostro de Tom Hanks antes de hacerse El Código da Vinci.


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