A veces son los menos aceptados en el mundo del cine. Muchos deciden ir a la contra para hacerse notar. Otros van a favor para ir con la masa. Hay los que realizan insultos velados, los que se venden por una cucharada de lentejas y los que deciden simplemente decir lo que piensan... y pueden decir. Saben nadar y lavar la ropa sin tener que venderla nunca a cambio de nada. Y seguramente por esto último Jaume Figueras i Rabert ha obtenido el Premio Nacional de Periodismo Cultural.

Se conoció la semana pasada y más allá del reconocimiento profesional incluye una recompensa de €20.000 (que casi estoy seguro que no son libres de impuestos). Si alguien no lo conoce que lo haga a través, primero, de las páginas de su primera autobiografía. Adivina quien te habla de cine, que espero sólo sea la punta del iceberg de todo lo que nos tiene que explicar, porque aquellos que hemos tenido la oportunidad de escuchar algunas de sus anécdotas no pueden ser públicas (todavía), tenemos ganas de saber muchas más. Puede que para evitar problemas, más hoy en día, hará falta esperar que dejen de acompañarnos muchos de los protagonistas de esas historias (si no todos), o desgraciadamente, por el otro lado del cuadro.

Su manera de expresarse, libre, directa, divertida. Sobretodo ver que no se casa con nadie, que sabe ocupar su lugar cuando necesita ayudar a compañeros y al revés, irse cuando ve que ya no le toca jugar en algún partido. Todo esto ha hecho que consiga este reconocimiento. Pero si pienso que hay algún premio todavía más interesante es el de Cinema 3. El programa de información insignia de la televisión catalana. En sus manos desde el debut en una playa tan importante como la de Cannes, y sin dejar pasar la Concha que tanto placer (como a todos) nos da la Bella Easo. A punto de ser troceado, ha conseguido mantenerse. Más de 600 programas. Guste o no, la demostración que desmontando Cinema 3 no hubiera conseguido nada.

Felicitats Jaume. Gràcies Jaume.

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