#883 - Unos pasos por el placer del corto.

 

 

Todas las miradas, días antes de empezar el Festival de Cannes, estaban dirigidas hacia Pedro Almodóvar, en cuanto al cine español nos referimos. Durante el Festival, algunos locos fueron hacía otro. Y al final sólo un hombre ha quedado impreso para el recuerdo. El de Juanjo Giménez, que con su cortometraje danzarín, Timecode, ha conseguido la Palma de Oro de la sección de cortometrajes.

Ahora no fustigaremos a Almodóvar ni diremos que su película no es merecedora de la Palma o cualquier otro premio. Porque entre otras cosas, habría que compararla con el resto de cintas competitivas que todavía no se han podido ver. Pero en cualquier caso, con el paso de los meses, y la llegada del otoño con sus sagas de premios, Julieta está presente o se olvidan de ella. Y como dicen tantas veces, sólo el tiempo lo dirá.

El éxito de Juanjo Giménez está en la sorpresa. Saber contar una historia desde un punto de vista inesperado tiene premio. Porque sorprende. Y en un festival, eso está muy bien visto. Películas de muy buena factura y buenas interpretaciones es lo más habitual. Por algo han sido seleccionadas. Pero en cambio que te presenten la historia de una manera diferente, eso cala, eso se mete en el subconsciente y lo más complicado para un cineasta, le vuelven las situaciones a la mente. Seguramente el equipo del jurado, en algún momento, en alguno de los aparcamientos por los que pasaron esos días, les vino a la mente Timecode. Pensaron cuales serían los pasos de baile adecuados. Y quien sabe, si alguien, se acabo acercando a la puerta del coche con unos pequeños pasos de bailarina, o a saltitos con un demi plié.

Ahora la carrera de Timecode es larga para llegar, por supuesto, a los Oscar. Este premio le facilita mucho el camino. Cuanto menos de saber que existe. Estar nominado finalmente es otra cosa. Pero el trabajo serio. El que se hace por dedicación, cuidado, buscando atraer al espectador, enamorarlo en cierta manera, durante unos pocos minutos. Ese juego de seducción que debe ser una película, dure lo que dure. Nada de la pasión de los cortos de los estudiante, que les pueden las ganas por encima del contenido y con un continente confuso. Nada de querer salirse del guión por el lado escabroso. Si no que hacerlo desde el aplauso, desde el reconocimiento. Que no es en absoluto fácil.

Ahora a seguir trabajando, que es lo más difícil. Seguir enamorando es seguir trabajando con pasión y la mente abierta. Que si se puede bailar en aparcamiento, hay que filmarlo con sabiduría.


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