En teoría no hay nada de malo que a alguien le guste un tipo de cine en concreto. Cuanta gente no soporta las películas de acción de Hollywood y en cambio disfruta con todas aquellas cintas que están en  idiomas desconocidos aunque a penas hablan. Y viceversa. Todos aquellos que disfrutan con explosiones, peleas y persecuciones y aunque también hay pocos diálogos, nunca los verás (voluntariamente) en una sala donde se proyecte una película que no hable el idioma que domine.

Por eso, no deberíamos de extrañarnos que el nuevo, y temporal, Ministro de Cultura de España, haya dicho que lo que a él le gusta es el Cine de Barrio. Un género que no existía hasta que Parada comenzó a realizar el programa de tve con el que recuperaba aquellas películas española de hace ya unos cuantos años. El cine del público potencial que tiene tve las tardes del fin de semana. El volver a llevarlos a aquellas historias que vieron de jóvenes, de adolescentes, los inicios del mundo adulto. Nada a reprochar. Contra gustos, colores.

El único problema está en que un Ministro de Cultura de un país, más allá de sus gustos personales, que son lícitos y necesarios, hace falta también que sepa reconocer el trabajo del día a día de la cultura del país. Le guste más o menos, es importante que pueda saber quiénes son, en el caso del cine, los cineastas que han estrenado película en el año en curso, las nuevas producciones que llegarán a las salas, y especialmente aquellas en las que los españoles han invertido parte de sus impuestos a través de ayudas económicas.

Está muy bien recordar el pasado. Y hubiera estado muy bien que hubiera dado la noticia que el estado español iba a preparar un espacio, físico o virtual, para que toda la cinematografía local no se pierda y esté disponible al acceso de todos los españoles. Una gran Filmoteca de acceso libre por la red para todos los españoles. En este sentido es lícito y necesario recordar el llamado Cine de Barrio. Pero en esa imaginaria Filmoteca para Todos, debería estar también Buñuel, Saura y Berlanga, entre tantos otros, que compartieron sala, críticas y aplausos con Martínez Soria, Gracita Moreles, los Ozores o Lina Morgan. Todos tienen su público y todos deberían estar a disposición de todos nosotros.

Esa sería la buena noticia de mencionar Cine de Barrio. Pero si la edad y mentalidad es de alguien que para ver cine espera que los canales televisivos se lo ofrezcan, nos costará acercarnos al presente.

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