#792 - Inicio de curso a base de Festivales

 

 

El cine tiene un funcionamiento curioso. Ni funciona todo como cursos escolares o temporadas deportivas, ni como años naturales. Mezcla ambos conceptos a la par. Por necesidad, por organización y ya, por tradición cinematográfica.

Acaba de dar inicio el Festival de Venecia. El aviso de que las vacaciones de verano terminan para la prensa especializada. Luego sigue el Festival de San Sebastián, y para los que estamos por esta zona, se le añade el de Sitges. El inicio de curso tras el verano es duro, rápido. Luego llegarán los premios. Los premios cinematográficos cubren todo el año. Muchos de ellos, a pesar de todo, se entregan a lo largo del mes de Diciembre. Pero el conjunto fuerte de películas que busca luchar por los premios llega a partir de estas fechas los últimos tres mese del año. Por una cuestión básica de memoria.

Parece que en realidad, las películas que buscan pasar a la historia en cuanto a premios y festivales tienen que estrenarse en USA entre el Festival de Venecia y Toronto hasta justo antes del inicio del mes de Diciembre, o bien, hacer pases para toda la prensa y vender muy bien el producto. Luego, el desembarco europeo y mundial sería en el Festival de Berlín, normalmente, acompañado de las nominaciones a los Oscar.

Luego el desierto. Que no es cierto. El resto del año las películas que obtienen los premios que tienen más eco por Europa, que son los Premios de USA, se van estrenando si no han llegado todavía. La primavera nos deja la llegada de un Festival de Canne que juega con los grandes estrenos de grandes estrellas para que paseen por sus playas y si el tiempo lo permite se mojen los pies, mientras que por la Palma suelen competir el cine de casa y el oriental. De vez en cuando algún otro europeo de calidad toma el mando. Manda mucho el jurado de cada edición, que también suele estar ocupado por rostros importantes. Todo medio de comunicación acaba por decir algo de esos 10 días de Cannes.

Pero ahora estamos en Venecia. Iñarritu inaugura el Festival con sorna Bordman, y un Michael Keaton que busca renacer de las cenizas. Incluso con una película que busca la sonrisa seguro que nos atrapa el corazón de una manera u otra. Esperaremos a verla cuando tengamos oportunidad. Estrenos mundiales que compiten entre Festivales. Toronto se lleva la palma (no la de Cannes) y le pasa la mano a Donosti, que cerrará con Samba, pero 20 días antes habrá sido presentada en Canadá. La fuerza del Festival vasco ha perdido peso desde el inicio de siglo. El temor a volar y la facilidad de quedarse en el mismo continente ha dado alas a Toronto, que no ha perdido la oportunidad. Pero esto sólo es una batalla. Los cocineros vascos, muchos y de mucha calidad, serán capaces, como tanta gente, de enamorar por el estómago. Con la virtud de que este amor no sólo se debe, sinó que se debe compartir.

 

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