Hemos hablado varia veces de la dificultad de encontrar historias para llevar a la gran pantalla, más allá de las adaptaciones teatrales, literarias, versiones de películas anteriores, de otro país o las secuelas de historias de éxito. Una de las opciones es la de llevar a la gran pantalla tu propia vida. Llamados biopics se trata de tomar personajes de gran renombre para llevar parte de su vida a la pantalla y dejar con ello un registro audiovisual, con las adaptaciones necesarias que permite el lenguaje cinematográfico, para que sea una historia visualmente atractiva.

Luego hay personajes menos conocidos que también encuentran su biopic. Suelen llegar a través de biografías que explican su vida. Por algún elemento son importantes esas vidas y tras pasar por el papel, acaban pasando por el celuloide. Si hay superación es carne de Hollywood, si hay despertar, seguramente es más cine europeo, com sucede en La voz del sol (Speak Sunlight), adaptación de la novela que explica su propia historia Alan Jolis.

Seguramente es una de esas historias personales que si no hubiera sido escrita por el propio protagonista. Ahora sí pasará a ser conocida su historia, de hijo de embajador en Francia, en el verano que la pareja española del servicio de la embajada a España, en busca de sus orígenes. Un viaje que le dejó huella y lo convirtió en novela.

Esta es otra forma de encontrar historias para el cine. Las historias personales anónimas. Muchas que nunca llegarán a ser largo ni cortometrajes porque no llegan a manos expertas para convertirlas en guiones, de otra manera, quien sabe cuántas historias llegaríamos a poder ver. Que nadie tema de dejar por escrito algunos momentos históricos de su vida. Igual cuando pasen los años alguien decide ponerle color a las palabras.