#1102 - De las piedras panes.

 

 

Es la noticia cinematográfica de los últimos días, el adelanto y el éxito de la segunda parte de Padre no hay más que uno. La nueva película, que no última de Santiago Segura, vuelve a conseguir el favor del público. Y como consiguió con la saga de Torrente, va a aprovechar la inercia que pueda ofrecerle esta familia en los próximos años. Por el motivo que sea, Segura es una persona que gusta al público que llena las salas, al 50 o al 80 por ciento. Da lo mismo. Sea como sea, la gente sabe que con él puede tener un momento de aire y tranquilidad, de desconexión con la vida, con la realidad, y disfrutar de unos minutos de felicidad, aunque sea cinematográfica. Porque buena parte del éxito de la película se basa en la proximidad que mucha gente puede ver en los protagonistas de esta historia caótica. Al fin y al cabo, como tantas familias. Pero aquí llevada a la caricatura, los momentos exagerados, hacen que uno mismo se sienta mejor con su día a día… o no.

El valor de Segura no es tanto el de un cineasta arriesgado, como el de un cineasta que sabe aprovechar el momento. Las películas españolas no pueden estrenarse cuando quieran. Por la fuerza con la que llegan las grandes producciones de Hollywood, que basan su fuerza no tanto en la calidad como en la promoción y la ocupación de salas, dada la legislación permisiva que existe en España. el resto de película deben aprovechar los espacios que estas producciones ofrecen, sea en calendario como en salas.

Segura ha sabido utilizar su persona como herramienta de promoción de sus películas. Con Torrente y sin presupuesto para publicidad, se dedico durante semanas, a aparecer en todos los medios de comunicación que pudo y le quisieron. No existían las redes sociales y los únicos canales con los que se informaba la gente eran esos. Lo consiguió. Había días en los que podía aparecer en todas las cadenas de televisión, dos docenas de radios y tener páginas en otra docena de rotativos. No había medio que no lo quisiera, y no había medio al que dijera que no. Necesitaba convertirse en un rostro familiar. Además, su capacidad de empatía y mimetismo con cada espacio en el que aparecía, hacía que quien lo veía, lo viera como uno de los suyos. Siempre utilizando a Torrente y su película, como elemento de vinculación. No hacía falta que se casara con nadie, simplemente conseguir mostrar aquel elemento de la película que vinculara con el espectador medio de cada espacio.

Y lo consiguió. Hoy, 25 años después de su estreno, la aparición de sus cinco películas torrenciales en las plataformas ha sido elemento de noticia y, por supuesto, polémica. Porque ahora ya tenemos las redes abiertas a la libertad de opinión y anonimato. Y que cualquiera deja sus ideas colgadas en las redes y sobretodo, medios con repercusión, que deciden hacerse eco de mensajes que verían 3 o 10 personas, y hacernos creer que es la opinión de toda la sociedad. Ver Torrente, toda su saga, debe ser obligatorio para quien quiera tener una visión de la historia del cine español. Pero después no debe dejarse de conocer la realidad del momento del país, y no sólo eso, cual es la visión de Segura del personaje y el motivo de su creación. Nada mejor que ver Torrente, el brazo tonto de la ley, con los comentarios del cineasta. Una visión de lo más interesante del corrupto policía.

Ahora con Padre no hay más que uno, muestra una visión de la sociedad completamente opuesta a la que se veía en Torrente. Pero ambas existentes todavía. Llenas de tópicos, que no dejan de tener algún origen para que hayan perdurado en años, si no preguntarle a Loles León y a las suegras, protagonista de esta segunda parte.

Cuando las grandes películas de Hollywood han decidido no estrenarse, porque tienen miedo de hacer malos números, y siguen si querer estrenar en las plataformas, Segura ha visto un hueco enorme. Como ese sprinter que cuando todo el pelotón se va a la derecha de la carretera se queda solo en la izquierda acelerando y saca suficiente ventaja para llegar en solitario a la linea de meta. Multitud de salas huérfanas de estrenos. Multitud de espectadores que buscan la sala del cine para volver a la rutina, a la normalidad, al día a día, que si no dejan de consumir producciones nuevas en casa, sobretodo series, y recuperan películas que se les puedan haber pasado en las plataformas, también quieren novedades, y que sobretodo, viene muy de gusto reír. Pues eso les ha ofrecido Segura. Poder llenar las salas que abren, y poder llenar hasta los máximos que permita la seguridad sanitaria los cines.

Segura dice que lo hace para devolver el favor que le han hecho los cines todos estos años. El cine deberá agradecer a Segura que les haya ayudado estas semanas. No los sacará de las ruinas, pero habrá conseguido que muchas salas sufran un poco menos. Muchas salas, llevadas por amantes del cine y que no son un mero negocio, habrán disfrutado viendo como el patio de butacas se ocupaban con rostros de ilusión antes del inicio de la proyección. Porque es importante pagar alquileres y tener un plato a mesa, pero ver la ilusión al inicio y la alegría al acabar, hace mucho par que cientos de cines sigan abiertos.